A las 8:00 a.m. comenzaban las reuniones de motivación en el local. Sin embargo, ya desde las 7:30 veías a los más madrugadores en la cafetería más cercana, esperando para recibir al resto. Hector solía ser el primero, llegando a las 7:15. Él siempre estaba ahí para recibir al segundo con su sonrisa de porcelana entre su corta barba blanca. Llevaba en la oficina de Valencia casi desde que se abrió. Se notaba que llevaba toda la vida vendiendo, y sin embargo buscando su "oportunidad" ahora estaba tragando mierda desde hacía dos años, reclutando gente y viendo como se iban: Era un Plus Manager sin equipo, y sin embargo tenía a Cristina...
Se podría decir que ella era la chica más simpática de todo Valencia... y la que más cotizaba al mes. Una vez entré con ella a un taller/fábrica, y según iba pasando hacia adentro dirección a la oficina del director iba diciendo "Ahora vengo, tengo que hablar contigo" a todo el mundo al que se cruzaba. A la vuelta de la oficina simplemente les decía a todos que se iban a ahorrar un dinero en el teléfono. Sin más. Sin artilugios. Como si los conociera de toda la vida. Y picaban...
Pepe sin embargo no cotizaba más que Cristina, pero todos los días llegaba con una o dos campanas:
"ooooooOOOOOOOHHHH! JUICEEE! "
Le gritábamos todos cada mañana a ese hijo de puta. Igual algunos pensaban que su trabajo les hacía poco honrados, pero Pepe quizás era el que más presente lo tenía, y lo cumplía al pie de la letra.
Si al final del día Pepe no había hecho su campana (dos contratos nuevos de líneas de teléfono, ya fuesen ONO, Tele2, Auna, ...), se dedicaba a visitar a clientes a los que había convencido de que no era un comercial, sino un técnico de Telefónica, y les contrataba una nueva línea además de la que ya les contrató la semana pasada (llegando doble factura de teléfono+internet a una frutería, por ejemplo). Si tenías la suerte de recorrer el mismo barrio que Pepe al día siguiente a él, perdías el día escuchando a gente amargada y solucionando marrones.
La gente en la puerta echaba el último cigarro antes de la reunión de motivación matinal. Entrábamos a la oficina, dejábamos nuestras cosas, disponíamos un corro de unas 20 ó 30 personas y nos embarcábamos en un viaje hacia la curva de beneficio, donde tu cuerpo se mezclaba con el de la multitud gritando lemas al unísono o repitiendo lo que se decia a gritos.
Algunas veces se hacían pequeños y divertidos entrenamientos, en los que tú eras un cliente ( o una víctima) y Rubén Pilo un avispado vendedor de vaquitas de peluche que algún día emitieron algún sonido. En menos de 20 segundos, o te había vendido una vaca o se iba en busca de otra víctima.
Siempre te vendía la vaca.
Ruben Pilo era el gerente de la oficina. Por cada cosa que nosotros vendíamos, él se llevaba el 6% proporcional. Directamente a su cartera. Desde su mesa del despacho.
Si tenías por encima de tí un plus manager, éste también se llevaba su 6% proporcional a tu beneficio por cada venta, pero a su vez Ruben Pilo se llevaba un 6% proporcional de cada venta que un plus manager obtenía de sus chicos. Por lo tanto, con tu venta ya va un 12%.
Teniendo en cuenta que cada vez que entraba una persona nueva, casi siempre iba a un entrenador, no a un plus manager, el cual tenía a varios entrenadores por debajo. Era muy común que un plus manager tuviera por encima suyo a otros plus manager mayores y éstos a su vez por encima a Ruben. Por lo tanto, dentro de la oficina, se estaba ganando casi en total más por cada venta tuya de lo que tú estabas percibiendo.
Ahora, tengamos en cuenta que cada una de las oficinas había tenido a su vez que salir de otra oficina, en este caso más antigua, y que el director de esa oficina percibía un 6% de cada venta de cada vendedor que estuviese una oficina por debajo de ésta. Era muy común que casi todas las oficinas hubiesen derivado de otras que a su vez derivaron de otras, así un par de veces. Y finalmente todas las oficinas de España provenían de la primera fundada en el país: B&F
Barceló y Fonseca es la empresa encargada en España de formar a los gerentes para que dejen de ser personas y se conviertan en "Administradores de roles": Gente que siempre parece estar de muy buen rollo, siempre sonríen y nunca te echan la bronca porque mientras tú estás ahí queriendo matarles ellos piensan "Me estoy llevando mogollón de pasta gracias a tí y tengo todas las espaldas cubiertas"
...um...
espera....
qué es eso de las espaldas cubiertas?
-Y ahora es cuando tu gerente piensa - Mira, te he hecho firmar un contrato mercantil en donde yo, como empresa dada de alta hago tratos por comisiones contigo, que eres un autónomo...
-...au...au...autónomo? Pero si vosotros dijísteis que os encargábais de todo el papeleo me lo íbais a hacer vosotros, que no me preocupara por nada, que lo que tenía que hacer era aprender y enseñar a más gente... cuando me pensábais decir lo de autónomos?
-Esto... No te lo pensábamos decir... hasta que ya no tuvieses ninguna duda de que nosotros somos la mejor opción!-Y lo que de verdad nunca, pero nunca quizás te dirá- Ya que de esta forma si decides irte ( y te das cuenta de que no te vamos a pagar ninguna de las retenciones de comisión que te hemos hecho hasta de 3 meses sin intereses), como nadie te dijo que tenías que darte de alta en autónomos, has estado cometiendo durante todo este tiempo estafa al Estado español al firmar un contrato mercantil sin ser mercante. Y no digas que nosotros teníamos la obligación de saber con quien firmamos nuestros contratos porque a nosotros el Estado solo nos obliga a tener nuestros papeles en regla, no los de las personas con las que firmamos.
Acojonante Fonseca, hiciste un buen trabajo con Rubén. El siguiente en la lista era sin duda Fran.
No parecía tan sencillo como Rubén, con su cara de James Dean, sus ojos verdes y su pendiente en la oreja. Conducía un cochazo a más velocidad de la que se podía habitualmente y tenía el pelo de punta entre rubito y castaño. Se le había "caído la oficina" un par de veces pero él no desesperaba: Tan solo esperaba el gran día en el que entrara por la puerta de la oficina de Fonseca y éste le dijera cómo ser como Ruben, tendrían esa "charla" de la que tanto se hablaba, en donde le diría que se tendría que quitar el pendiente de la oreja y le explicaría cómo se pueden manejar a 30 personas mientras ellos se sientan felices de pertenecer a algo. Igual hay que parecer tan sencillo como Rubén... aunque de sencillo no se tenga un pelo.
El caso es que un día, comes con Fran para ver si te ayuda por un día a hacer campana, te sonríe, y cuando esto ocurre su cara cambia: La señal de la picaresca, dos caras en una, cuando quieres mostrar y cuando quieres ocultar.
Al día siguiente no fui. Desde el día que empecé dos meses atrás, no había faltado ni un solo día. Incluso se organizaban partidos de fútbol los sábados, a los que asistía para no ver la cara de agria que por esa época se le estaba poniendo a mi hermana. Y no le faltaban razones.
Rubén me estuvo llamando todo el día. Sobre el medio día le contesté para decirle que lo dejaba, que no iba a volver más, y por supuesto no se mosqueó, aunque me acabara de firmar mi flamante contrato mercantil hacía menos de una semana. Para él, yo no era una gran vendedora, así que no perdía tanto, entraba gente nueva todos los días con mucha más ambición por el poder que yo.
Yo, que en dos meses tan solo gané 108 € entre contratos devueltos, retenciones y exceso de ética personal. Mi caso algunos lo veían como muy extraño "Tiene todo y sin embargo no vende..." "Es inteligente, simpática, trabajadora, pero no sirve para nada"
Incluso llegaron a hacerme pasar un parte de las puertas que iba recorriendo, en el cual tenía que describir en cada puerta que me había abierto lo que había pasado, si había vendido, si había llegado a tal paso o a otro paso etc.
Así fue como descubrimos que en un día hablaba con 137 personas de media, cuando lo normal es hablar con 40 o así.
Lo único bueno de aquello fue que dejé 15 kilos subiendo y bajando escaleras todo el día, corriendo de un local a otro a un ritmo que acababa pasando factura a los más veteranos (Hachán siempre andaba cojo, Pablo con ciática, etc).
Si me quedé el tiempo que estuve fue porque estaba agusto en una ciudad en donde la gente solía ser desagradable y allí dentro, por las condiciones que se estaban dando, eran menos desagradables.
Si me fui fue porque tenía muy claro que no tenía la ambición de poder que hacía falta para abrir tu propia oficina y decirle a un montón de gente que tenían que vender y vender a gente que no lo necesitaba solo para mi único y genuino enriquecimiento. Porque no tenía que demostrar nada a nadie y porque me estaba quedando pobre, sin familia, sin amigos, sin cuerpo, sin ánimo, sin juice y sin actitud positiva.
Es ahora después de casi 3 años, estudiando Gráfica Publicitaria, que sigo viendo como las cosas se repiten. Por suerte yo las aprendí de golpe.
Cómo imaginar hace tres años que ser "creativo" iba a ser sinónimo de ser "cretino" o de convertir todo lo que tienes alrededor y de usar toda tu capacidad para hacer tener a alguien una necesidad que antes de tí no tenía.
Pero bueno, esto es el negocio de la publicidad, hacer que el producto se venda, y si el márketing confirma que hay sectores de la sociedad que no consumen, pues habrá que hacer que ese sector se sienta atraído por los productos que les podamos ofrecer, aunque éstos no los necesiten.
Y si consigues que personas que antes eran antisistema estén de repente en el sistema entonces... entonces es que eres muy creativo!
Y participas en los certámenes para gente como tú, y un día te ves rodeado de gente con gafas muy gruesas negras que visten vaqueros y americanas a cuadros, pelados como los Beatles y que usa todo marca Steve Jobs mientras adoran a Warhol, que te dicen que has ganado un premio Sol y que por eso mereces pasar el resto de tu vida solo cobrando por pensar mientras una panda de pringados aspirantes a ser tú hacen el trabajo sucio mientras cobran las miserias sobrantes de tu sueldo.
Pero por favor qué estoy diciendo, si ésto no son Sectas Creativas, tan solo son agencias de publicidad y escuelas que te enseñan a sacarte el máximo partido. Espero no haber herido los sentimientos de cualquier persona que me rodea profesionalmente y que aspira a algo más que a ser una persona útil para su entorno, que a comprarse una casa y hacer un viaje de vez en cuando, que a tener una felicidad basada en lo sencillo que nos da la vida, fuera de los círculos de ambiciones a los que la sociedad de consumo nos obliga a aspirar y que nunca nos lo otorga. Mi más sincero pesar a estas personas porque seguramente leer ésto habrá sido tedioso a la vez que una pérdida de tiempo.
Porque no pretendo decir lo que nadie tiene que hacer. Porque todo el mundo hace lo que le da la gana y nadie escucha. Porque tan solo quiero gritar, y grito, que estamos todos condenados.